jueves, 18 de abril de 2024

TRES HEREJÍAS EN “DIGNITAS INFINITA”

El recién inventado “DDF” (Dicasterio de la fe) acaba de lanzar Dignitas Infinita. Contiene muchas herejías, pero abordaremos tres a continuación.

Por el padre David Nix (*)


Error #1:

“El Cristo glorioso juzgará en función del amor al prójimo, que consiste en haber asistido al hambriento, al sediento, al forastero, al desnudo, al enfermo, al encarcelado, con los que él mismo se identifica (cf. Mt 25, 34-36). Para Jesús, el bien hecho a todo ser humano, independientemente de los lazos de sangre o de religión, es el único criterio de juicio”—DI #12.

Verdad #1:

Lo interesante es que yo lo mencioné incluso antes de que esto saliera. En un reciente Video Lectio Divina (en inglés aquí) que hice sobre Mateo 25, expliqué cómo los herejes modernistas tienen razón en que seremos juzgados por cómo tratamos a los pobres, pero que es una herejía total decir que las obras de misericordia corporales son el “criterio único” de juicio (como dice la cita anterior). De hecho, tal afirmación es la misma que la antigua herejía del pelagianismo que sostiene que podemos ser salvos por las buenas obras sin necesidad de la gracia. De manera similar, los herejes modernistas siempre ignoran intencionalmente todo lo demás que la Biblia revela que es necesario para la salvación. Primero, sabemos que sólo “la sangre de Cristo… [puede] purificar nuestra conciencia de obras muertas para servir al Dios vivo” (Heb 9:15) (¡Habla de “lazos de sangre” en la frase herética de arriba!). En segundo lugar, sabemos que Jesucristo mismo afirmó en Jn 14 que sólo Él era “el camino, la verdad y la vida” (no un camino, ni una verdad, ni una vida) Finalmente, es una herejía escandalosa decir que la “religión” de uno no influye en su salvación, porque sabemos que la Iglesia, incluso desde los tiempos bíblicos, era llamada “Columna y baluarte de la verdad” (1 Tim 3:15).


Error #2:

“Análogamente, la libertad se ve frecuentemente oscurecida por numerosos condicionamientos psicológicos, históricos, sociales, educativos y culturales. La libertad real e histórica siempre necesita ser “liberada”. Y se deberá, también, reafirmar el derecho fundamental a la libertad religiosa”—DI #31.

Verdad #2:

Tenemos el derecho de Dios de buscar la verdad a través de Su voluntad positiva. Sólo en Su voluntad permisiva permite las religiones falsas. Dios nunca ha dado ningún “derecho” a adorar a los demonios hindúes, como tampoco ha dado un “derecho” a los satanistas a adorar a satanás. ¿Cuántos de ustedes creen en la libertad religiosa para los satanistas que quieren sacrificar bebés? Dios sólo permite tales cosas para una conversión posterior o un castigo eterno. Por lo tanto, la “libertad religiosa” no existe a los ojos de Dios. Sin embargo, en defensa de el delicado Tucho Fernández, este error se encontró originalmente en Dignitatis Humanæ. Téngase en cuenta que la resistencia a este error no equivale a conversiones forzadas al catolicismo. El Magisterio Católico nunca ha promovido las conversiones forzadas. De hecho, ni siquiera sé de tal actividad en el apogeo de la Inquisición española. Más bien, el error en Dignitatis Humanæ y Dignitas Infinita es que insiste en que el hombre puede dar a otros “derechos” para seguir una religión falsa. (Por cierto, el término “Dignidad Infinita” en referencia al hombre—no a Dios—es un principio totalmente masónico).


Error #3:

“hay que reconocer que el firme rechazo de la pena de muerte muestra hasta qué punto es posible reconocer la inalienable dignidad de todo ser humano y aceptar que tenga un lugar en este universo”—DI #34 citando a Fratelli Tutti #269.

Verdad #3:

No sólo el Espíritu Santo ha inspirado el Antiguo Testamento para conceder la pena de muerte a las autoridades civiles, sino que incluso el Nuevo Testamento contiene las palabras del Espíritu Santo a través de San Pablo: “Pero si hacéis lo malo, temed, porque no en vano lleva la espada. Porque él es el siervo de Dios, un vengador que lleva la ira de Dios sobre el malhechor. Por lo tanto, uno debe estar en sujeción, no sólo para evitar la ira de Dios, sino también por causa de la conciencia” (Romanos 13:4-5).

Cada Papa y Concilio antes de 1950 promovió infaliblemente la pena de muerte como un aspecto de la justicia en cualquier sociedad civilizada. Dos de muchos ejemplos son:

“Debe recordarse que el poder fue concedido por Dios [a los magistrados], y se permitió vengar el crimen con la espada. El que lleva a cabo esta venganza es ministro de Dios (Rom 13,1-4). ¿Por qué deberíamos condenar una práctica que todos consideran permitida por Dios? Por lo tanto, mantenemos lo que se ha observado hasta ahora, para no alterar la disciplina y para que no parezca que actuamos en contra de la autoridad de Dios”.—Papa Inocencio I, siglo V, PL 20,495.

y

“El poder de vida o muerte está permitido a ciertos magistrados civiles porque tienen la responsabilidad bajo la ley de castigar a los culpables y proteger a los inocentes. Lejos de ser culpable de violar este mandamiento [No matarás], tal ejecución de la justicia es precisamente un acto de obediencia a él. Porque el objeto de la ley es proteger y fomentar la vida humana. Este propósito se cumple cuando la autoridad legítima del Estado se ejerce quitando la vida culpable a quienes han quitado vidas inocentes. En los Salmos encontramos una reivindicación de este derecho: Mañana tras mañana destruiré a todos los malvados de la tierra, extirparé de la ciudad del Señor a todos los malhechores (Sal. 101:8).”— Catecismo Romano del Concilio de Trento, 1566, Parte III, 5, n. 4.

(*) Teólogo

Gracias a Catholic Esquire por indicar las tres peores líneas.


18 DE ABRIL: BEATO ANDRÉS HIBERNÓN


18 de Abril: Beato Andrés Hibernón

( 1602)

El bienaventurado y fervorosísimo siervo de Dios, Beato Andrés Hibernón nació en la ciudad de Murcia de padres pobres.

Queriendo darle una carrera, le enviaron a unos tíos suyos que vivían en Valencia; pero estos le hacían guardar el ganado, en cuyo oficio llegó con admirable inocencia a la edad de veinte años.

Habiendo recibido ochenta ducados de mano de su tío, pensaba dotar con ellos a una hermana suya, pero como unos ladrones se los robaron, determinó de abrazar la Regla del Patriarca de los pobres; y tomó el hábito de fraile lego en el convento de Elche para servir a Dios con extremada humildad, penitencia y desnudez, ejerciendo los oficios de portero, hortelano, refitolero y cocinero.

Cuando andaba en las cosas de la cocina, los Religiosos se maravillaban de que a pesar de verle casi siempre en oración, guisase tan bien los manjares en los cuales hallaban un sabor tan delicado que parecía del cielo.

Tuvo después el cargo de limosnero, y era tanta la gracia del Señor con que pedía limosna por Jesucristo, que por su medio se pudo acabar la obra del Monasterio de San Juan de Valencia, y el famoso noviciado de aquella custodia, y más tarde, el nuevo convento de Murcia llamado el Real de San Diego.

Convertía a los pobres que se llegaban a la portería para pedir limosna, curaba milagrosamente a los enfermos, interpretaba con soberana luz los pasajes difíciles de las Sagrada Escritura, penetraba los secretos de los corazones, y hasta los cardenales Doria y Borja y el arzobispo de Valencia, Beato Juan de Rivera, le veneraban como un santo.

Morando en Gandía, y entendiendo que se llegaba el día y la hora de pasar de esta vida, barrió con extraordinario aseo los claustros y corredores por donde había de pasar el Señor, a quien recibió por viático y fijando los ojos en la imagen de Jesucristo crucificado, murió tranquilamente a los cincuenta y ocho años de edad.

Tres días estuvo el santo cuerpo recibiendo los obsequios de los fieles de Gandía, sin que se oyesen en el templo otras voces que las aclamaciones de los que le llamaban Santo, y las alabanzas de los enfermos que repentinamente alcanzaban la salud, por los méritos del siervo de Dios.

Andres Hibernón fue beatificado el 22 de mayo de 1791 por el Papa Pío VI.

Sus restos descansan actualmente en la Catedral de Murcia.



miércoles, 17 de abril de 2024

QUE NO TE ENGAÑEN, MEDJUGORJE ES DEL DIABLO

Estas “apariciones” de Medjugorje realmente son falsas porque contradicen las enseñanzas milenarias de la Iglesia.


Se cuenta que San Pedro de Verona se encontró en su camino con una supuesta aparición y temiendo que no fuera de la Santísima Virgen tomo la Sagrada Eucaristía y le dijo: “Si realmente eres la Madre de Dios adora aquí a tu Hijo”, y al momento, la supuesta aparición se transfiguró en un horrible demonio y desapareció. Que esto les sirva de lección para dudar que todo aquello que se aparece porque creemos firmemente. 

¿Cómo la Santísima Virgen va ha aparecerse a unos “videntes” modernistas? 

Estas apariciones de Medjugorje realmente son falsas y no tienen ninguna cabida entre las apariciones verdaderas de la Santísima Virgen, porque estas apariciones de Medjugorje contradicen las enseñanzas milenarias de la Iglesia.

En esta oportunidad no podemos dejar de mencionar los actuales “videntes” de las apariciones de Medjugorje, que es una de las estafas más grandes en la historia de la Iglesia Católica.


Los “frutos de Medjugorje” son sospechosos, ninguno de los “videntes” de Medjugorje ingresó a la vida religiosa, más bien han vivido una vida cómoda holgada, las supuestas “apariciones” han traído una prosperidad económica nunca vista a esta zona, desde la construcción de posadas, hoteles, restaurantes, souvenirs etc., toda una maquinaria de hacer dinero, pero lo más grave de estas supuestas apariciones, es la confusión sobre las enseñanzas que la Iglesia siempre ha preservado. Esta supuesta “aparición” contradice las enseñanzas de la Iglesia Católica.

No es de extrañar que estas supuestas apariciones sean apoyadas fuertemente por el movimiento carismático.

Según una entrevista que le hicieron a la supuesta vidente Ivanka Ivankovic, ella dijo: “La Madonna siempre hace hincapié en que no hay sino un solo Dios, y que la gente ha aplicado la separación antinatural. No se puede creer que uno es un verdadero cristiano, si no respeta las otras Religiones”. Ivanka Ivankovic continúa diciendo: “La Madonna dice que las religiones están separadas en la tierra, pero su Hijo acepta personas de todas las religiones”. 

La supuesta “vidente” Ivanka Ivankovic

Cuando se le pregunta si la Santísima Virgen pide que todas las personas sean católicas, ella responde: “No, la Santísima Virgen dice que todas las religiones son queridas por Ella y su Hijo”.

Esta es pues, la total Apostasía del mensaje de Medjugorje, es un rechazo al Dogma Católico: Fuera de la Iglesia Católica no hay salvación.

Sigue diciendo la “vidente”: “La Virgen añadió, ustedes son los que están divididos en esta tierra, los musulmanes y los ortodoxos, como los católicos, son iguales ante mi Hijo y ante mi porque ustedes son todos mis hijos”. Esto es un rechazo del Evangelio, esto demuestra que la aparición en Medjugorje es falsa.

Estas declaraciones hechas el 1 de Octubre de 1981 lo dicen todo. ¿Lo vemos?: “Todas las religiones son iguales ante Dios”, dice la Virgen (corpus cronológico de Medjugorje pág. 317). “En Dios no hay divisiones o religiones, eres tú en el mundo quien ha creado divisiones” (Faricy pág. 51).

Esto no puede ser porque los musulmanes, incrédulos, no bautizados, ateos, ortodoxos o cismáticos, no pueden ser de ninguna manera iguales a los católicos bautizados.

Las pruebas hechas a los “videntes” muestran que es pura actuación de su propia sugestión mental. Si fueran verdaderas apariciones, ¿Por qué no cambian su modo de vivir, su modo de vestir? Si esta mujer es vidente, debería ser un ejemplo a seguir, ¿porque no se viste con modestia, con decencia, con recato? 

¿Hasta cuando tendremos que soportar a toda esa ralea de visionarios y herejes que creen tener comunicación directa con Dios y en su tremenda locura, dicen contemplar a la Santísima Virgen? ¿Por qué no hacen sus vidas más perfectas? ¿Por qué no imitan a las santas vírgenes? ¿Por qué no entran a un convento?


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MARICONES DIFUNDIENDO HEREJÍAS

Al igual que su pequeño maestro (Francisco) y su gran maestro (Satanás), Tucho está destinado a engañar; pero no puede engañar a los que se preocupan por la verdad.


La esclavitud ha acompañado la historia del cristianismo. La lectura del Misa Tradicional del domingo pasado se dirigía históricamente a los esclavos, aunque su aplicación es universal. El cristianismo se expandió rápidamente entre los esclavos, pero no porque el cristianismo sea militantemente abolicionista. Siempre vimos al cristianismo abogando más bien por un mundo que va más allá de la esclavitud y está en condiciones de prescindir de ella. Todavía a mediados del siglo XIX, vemos a los futuros Estados Confederados muy admirados nada menos que por el Papa Pío IX, que es, no lo olvidemos, un Beato de la Iglesia, beatificado en tiempos poco sospechosos.

La esclavitud no es una cuestión de doctrina, es una cuestión de disciplina. Por eso, diferentes Papas pudieron tener diferentes opiniones al respecto, y.... disciplinarla de diferentes maneras.

La perversión sexual es una cuestión de doctrina. No puede haber dos Papas diciendo uno que es aceptable, y otro que no lo es. Esto tiene numerosas ramificaciones en cuanto a la manera de evitar escándalos, seleccionar al clero, etc.

Por eso, Tucho no entiende nada de nada o, si lo entiende, finge no entenderlo, y por favor, no me hagas hablar de otras perlas de su idiotez mundana, como presumir de los clicks en un “documento” que todos los maricones del planeta clickearán 200 veces, o incluso mencionar las “estadísticas” sobre los “grupos demográficos” a los que les gustan sus propios excrementos maricones.

En Sodoma, el documento de Tucho obtendría casi el 100% de aprobación en todos los demográficos, y todos querrían leer lo que dice el tipo.

Difundes perversión y herejía desde el Vaticano, ¡claro que saldrá en las noticias, pato maricón!

Pero aquí es donde estamos hoy, con este pequeño “instrumento” vestido de color rojo tratando de engañar a los católicos.

Al igual que su pequeño maestro (Francisco) y su gran maestro (Satanás), está destinado a engañar; pero al igual que los otros, no puede engañar a los que se preocupan por la verdad.


Mundabor


EL DRAMA DE LOS ÚLTIMOS TIEMPOS: LA IGLESIA DURANTE LA TORMENTA (VI)

A pesar de todas estas tristezas punzantes, la Iglesia no perderá ni la valentía ni la confianzaSerá sostenida por la promesa del Salvador

Por el padre Emmanuel André (escrito entre los años 1885- 1886)


VI. LA IGLESIA DURANTE LA TORMENTA

I

San Gregorio Magno, en sus luminosos comentarios sobre Job, abre las más profundas perspectivas sobre toda la historia de la Iglesia. Es que él mismo estaba visiblemente animado de este espíritu profético derramado en todas las Escrituras.

Contempla a la Iglesia, al fin de los tiempos, bajo la figura de Job humillado y sufriente, expuesto a las insinuaciones pérfidas de su mujer y a las críticas amargas de sus amigos; él, delante de quien en otros tiempos se levantaban los ancianos, y los príncipes guardaban silencio.

La Iglesia, dice muchas veces el gran Papa, hacia el término de su peregrinación, será privada de todo poder temporal; incluso se tratará de quitarle todo punto de apoyo sobre la tierra.

Pero va más lejos, y declara que será despojada del brillo mismo que proviene de los dones sobrenaturales.

Se retirará -dice- el poder de los milagros, será quitada la gracia de las curaciones, desaparecerá la profecía, disminuirá el don de una larga abstinencia, se callarán las enseñanzas de la doctrina, cesarán los prodigios milagrosos. Eso no quiere decir que no habrá nada de todo eso; pero todas estas señales ya no brillarán abiertamente y de mil maneras, como en las primeras edades. Será incluso la ocasión propicia para realizar un maravilloso discernimiento. En ese estado humillado de la Iglesia crecerá la recompensa de los buenos, que se aferrarán a ella únicamente con miras a los bienes celestiales; por lo que a los malvados se refiere, no viendo en ella ningún atractivo temporal, no tendrán ya nada que disimular, y se mostrarán tal como son (Moralia in Job, lib. XXXV).

¡Qué palabra terrible: se callarán las enseñanzas de la doctrina! San Gregorio proclama en otras partes que la Iglesia prefiere morir a callarse. Por lo tanto, ella hablará: pero su enseñanza será obstaculizada, su voz será ahogada; ella hablará: pero muchos de los que deberían gritar sobre los techos no se atreverán a hacerlo por temor a los hombres.

Y eso será la ocasión de un discernimiento temible.

San Gregorio vuelve frecuentemente sobre esta verdad, de que hay en la Iglesia tres categorías de personas: los hipócritas o falsos cristianos, los débiles y los fuertes. Ahora bien, en esos momentos de angustia, los hipócritas se quitarán la máscara, y manifestarán abiertamente su apostasía secreta; los débiles, desgraciadamente, perecerán en gran número, y el corazón de la Iglesia sangrará de ello; finalmente, muchos de los mismos fuertes, demasiado confiados en su fuerza, caerán como las estrellas del cielo.

A pesar de todas estas tristezas punzantes, la Iglesia no perderá ni la valentía ni la confianza. Será sostenida por la promesa del Salvador, consignada en las Escrituras, de que esos días serán abreviados a causa de los elegidos. Sabiendo que los elegidos serán salvados a pesar de todo, se entregará, en lo más recio de la tormenta, a la salvación de las almas con una energía infatigable.


II

En efecto, a pesar del espantoso escándalo de esos tiempos de perdición, no hay que pensar que los pequeños y los débiles se perderán necesariamente. El camino de salvación seguirá estando abierto, y la salvación será posible para todos. La Iglesia tendrá medios de preservación proporcionados a la magnitud del peligro. Y sólo perecerán aquellos de entre los pequeños que, por haber abandonado las alas de su madre, serán presa del ave rapaz.

¿Cuáles serán esos medios de preservación? Las Escrituras no nos dan ninguna indicación sobre este punto; mas nosotros podemos formular sin temeridad algunas conjeturas.

La Iglesia se acordará del aviso dado por Nuestro Señor para los tiempos de la toma y destrucción de Jerusalén, y aplicable, según el parecer de los intérpretes, a la última persecución.

Cuando viereis, pues, la abominación de la desolación, anunciada por el profeta Daniel, estar en el lugar santo (¡el que lee, entienda!), entonces los que estén en la Judea huyan a los montes… Rogad que vuestra fuga no sea en invierno ni en sábado, porque habrá entonces tribulación grande, cual no la hubo desde el comienzo del mundo hasta ahora, ni la habrá. Y si no se acortaran aquellos días, no se salvaría hombre viviente; mas en atención a los elegidos serán acortados aquellos días” (Mt. 24 15, 20-22).

En conformidad con estas instrucciones del Salvador, la Iglesia salvará a los pequeños de su rebaño por medio de la fuga; Ella les preparará refugios inaccesibles, donde los colmillos de la Bestia no los alcanzarán.

Uno puede preguntarse cómo habrá entonces refugios inaccesibles, cuando la tierra se encontrará repleta y surcada de vías de comunicación. Hay que contestar que Dios proveerá por sí mismo a la seguridad de los fugitivos. San Juan nos hace entrever la acción de la Providencia.

En el capítulo 12 del Apocalipsis, nos presenta a una Mujer revestida del sol y coronada de estrellas; es la Iglesia. Esta Mujer sufre los dolores del parto; porque la Iglesia da a luz a Dios en las almas, en medio de grandes sufrimientos. Ante ella se aposta un gran dragón rojo, imagen del diablo y de sus continuas emboscadas. Pero la Mujer huye al desierto, “a un lugar preparado por Dios mismo, para que allí la sustenten durante mil doscientos sesenta días” (Apoc. 12 6). Estos 1260 días, que son tres años y medio, indican el tiempo de la persecución del Anticristo, como queda manifiesto por los demás pasajes del Apocalipsis. Por lo tanto, durante este tiempo la Iglesia, en la persona de los débiles, huirá al desierto, a la soledad; y Dios mismo se cuidará en mantenerla escondida y alimentarla.

El fin del mismo capítulo contiene detalles sobre esta huida. Se le dieron a la Mujer dos grandes alas de águila, para transportarla al desierto. El dragón trata de perseguirla, y su boca vomita en pos de ella agua como río; pero la tierra socorre a la Mujer, y absorbe el río. Estas palabras enigmáticas designan alguna gran maravilla que Dios realizará en favor de su Iglesia; la rabia del dragón vendrá a morir a sus pies.

Sin embargo, mientras los débiles orarán con seguridad en una soledad misteriosa, los fuertes y los valientes entablarán una lucha formidable, en presencia del mundo entero, con el dragón desencadenado.


III

En efecto, está fuera de toda duda que habrá, en los últimos tiempos, santos de una virtud heroica. Al comienzo, Dios dio a su Iglesia los Apóstoles, que abatieron el imperio idólatra, y la fundaron y cimentaron en su propia sangre. Al final le dará también hijos y defensores, probablemente ni menos santos ni menores.

San Agustín exclama, al pensar en ellos: “En comparación con los santos y fieles que habrá entonces, ¿qué somos nosotros? Pues, para ponerlos a prueba el diablo, a quien nosotros debemos combatir al precio de mil peligros, estará desencadenado, cuando ahora está atado. Y sin embargo, añade, es de creer que ya en el día de hoy Cristo tiene soldados lo bastante prudentes y fuertes, para poder despistar con sabiduría, si es preciso, todas sus emboscadas, y soportar con paciencia los asaltos de su enemigo, incluso cuando esté desencadenado” (De Civitate Dei, lib. XX, 8).

San Agustín se pregunta luego: ¿Habrá aún conversiones, en esos tiempos de perdición? ¿Se bautizará aún a los niños, a pesar de las prohibiciones del monstruo? ¿Los santos tendrán entonces el poder de arrancar almas de las fauces del dragón furioso? El gran Doctor contesta afirmativamente a todas estas preguntas. Sin lugar a dudas, las conversiones serán más raras, pero por eso mismo resultarán más sorprendentes. Sin lugar a dudas, y por regla general, es preciso que Satán esté atado para que se lo pueda despojar (Mt. 11 29); pero, en esos días, Dios se complacerá en mostrar que su gracia es más fuerte que el fuerte mismo, en su desencadenamiento más furioso.

Cada cual puede observar cuán consoladoras son estas verdades.

Mas ¿quiénes serán los santos de los últimos tiempos? Nos gusta pensar que entre ellos habrá soldados. El Anticristo será un conquistador, y mandará a ejércitos; pero encontrará ante él Legiones Tebanas, héroes de esta raza gloriosa e indomable que tiene a los Macabeos por antecesores, y que cuenta entre sus líneas a los Cruzados, los campesinos de la Vandea y del Tirol, y finalmente los Zuavos pontificios. A esos soldados los podrá aplastar bajo el peso de sus huestes numerosísimas, pero no los hará huir.

Pero el Anticristo será sobre todo un impostor; por consiguiente, encontrará como principales adversarios a los apóstoles armados del crucifijo. Como la última persecución revestirá el aspecto de una seducción, éstos unirán a la paciencia de los mártires la ciencia de los doctores. Nuestro Señor se los hizo ver un día a Santa Teresa, con espadas luminosas en las manos.

A la cabeza de estas falanges intrépidas, aparecerán dos enviados extraordinarios de Dios, dos gigantes en santidad, dos sobrevivientes de las edades antiguas: acabamos de nombrar a Henoc y Elías, de los que hablaremos en el artículo siguiente.



17 DE ABRIL: BEATA MARIANA DE JESÚS


17 de Abril: Beata Mariana de Jesús

(✞ 1624)

La extática y maravillosa virgen María Ana de Jesús nació en Madrid, de muy noble e ilustre linaje, y su padre Luis Navarro Ladrón de Guevara servía en la corte del Rey don Felipe III.

Cuando llevaban en brazos a la iglesia aquella santa niña, notaban que al tiempo de alzar la Hostia y el Cáliz se quedaba arrobada; y cuando apenas sabía andar por sus pies, buscaba algún lugar recogido de su casa, y así la veían puesta en oración delante de una imagen de nuestro Señor crucificado, bañados los ojos en lágrimas o cercado su rostro de resplandores.

Gozaba de la presencia visible de su ángel custodio; y platicaba de la beatísima Trinidad, de la Encarnación del Verbo, y de la adorable Eucaristía, que son los más inefables Misterios de nuestra Divina Religión, como de cosas que más parecía entenderlas que creerlas.

Recibió la primera Comunión en edad muy temprana, y cada vez que tomaba el Pan de los ángeles, parecía transformarse en un ángel que gozaba de Dios.

Más, ¿quién no se espantará ahora de las durísimas pruebas porque tuvo que pasar esta alma angelical? Tuvo en lugar de madre, una madrastra de condición asperísima que la afligía sobremanera, y su padre no la contenía tanto como debiera, especialmente cuando la santa doncella hizo voto de perpetua virginidad contra la voluntad del padre que quería casarla.

Era ella, de gentil disposición y muy hermosa; y se cortó un día con las tijeras la rubia cabellera pensando que así se entibiaría el amor del que la pretendía por esposa: entonces fue cuando su padre y su madrastra salieron de sí y cargaron sobre ella una tempestad de injurias y golpes, con tanto enojo y crueldad, como si fueran verdugos de su hija mártir.

Cuando cesaron los malos tratos Dios permitió que su sierva se viese todos los instantes del día fieramente atormentada por torpísimas imaginaciones y tentaciones las cuales le duraron once años, y a todo esto se añadían penosísimas enfermedades y agudísimos dolores, que acrisolaron como el oro su invencible paciencia.

Dejó al fin la casa de sus padres, y con la aprobación del venerable Fray Juan Bautista del Santísimo Sacramento, que era de los Mercedarios Descalzos, se construyó una celdilla junto a una ermita de Santa Bárbara, y recibió después el hábito de nuestra Señora de la Merced de manos del Maestro General de la Orden: y en aquella pobrísima casa la visitaban hasta los príncipes, porque era muy grande la fama de sus arrobamientos, milagros y profecías.

Finalmente, después de una vida llena de trabajos y celestiales consuelos, en un éxtasis suavísimo entregó su alma al señor a los cincuenta y nueve años de edad.

El 18 de enero de 1783 el Papa Pío VI la declaró beata. El pueblo de Madrid sentía tanta devoción por Mariana de Jesús que la eligió como copatrona de la ciudad junto a San Isidro.


martes, 16 de abril de 2024

LA EXTRAÑA CONFERENCIA DE TUCHO EN ROMA

La rueda de prensa de Tucho para presentar Dignitas Infinita fue algo “rara” en la historia de las ruedas de prensa vaticanas.


No por el documento en sí, que es una mezcolanza de cosas que ya sabemos, sino porque era la primera rueda de prensa del “cardenal” Víctor Fernández, conocido como Tucho, el nuevo jefe del Dicasterio para la Doctrina de la Fe.

Fernández es quizás el colaborador más cercano de Bergoglio y es su amigo desde hace mucho tiempo, que ha tenido que ver en la redacción de muchos de los documentos desde 2013 hasta hoy. Esta fue la primera oportunidad que tuvieron los periodistas vaticanos de verlo “en acción”.

Afortunadamente, Tucho no parecía muy interesado en hablar sobre el documento Dignitas Infinita, ya que pasó la mayor parte de su introducción de media hora discutiendo el otro “documento” Fiducia Supplicans, que permite la bendición de “parejas” homosexuales y lamentando a aquellos que han puesto muy poca fiducia en Francisco.

Y así fue como en los tres primeros minutos de su exposición, el “cardenal” contó que Fiducia Supplicans ha tenido más de 7.000 millones de visualizaciones en Internet.

“Más de 7.000 millones de visualizaciones -repitió- ¡Y cuántos documentos ha habido de los que nadie se acuerda ni de su nombre!”.

Y por si acaso se pudiera pensar que las páginas vistas no importan, el “cardenal” añadió:

- “En Italia, entre los menores de 35 años, el 75% de la gente está de acuerdo con este documento”.

Desgraciadamente, Tucho no quiso decir quién había realizado la encuesta.

Establecida la “popularidad” de Fiducia Supplicans, Tucho volvió brevemente a Dignitas Infinita para decir que “la Iglesia no siempre ha reconocido la dignidad humana con la misma claridad a lo largo de los siglos”.

Luego abordó la “evolución de la doctrina” con el ejemplo de la esclavitud.

Tucho dio lectura a la bula del Papa Nicolás V de 1452, Dum Diversis, que permitía al rey de Portugal hacer esclavos a los sarracenos y paganos. A continuación, nos trasladamos a 1537, cuando Pablo III revoca la bula papal del Papa Nicolás.

Tucho continuó con su relato yendo exactamente por donde él quería y, a partir de 1537, extrajo su conclusión:

“Sobre la cuestión de la esclavitud -dijo- dos Papas dijeron dos cosas contrarias. Pero ahora parece que el Papa Francisco no puede decir nada diferente de lo que se ha dicho antes, como si el Magisterio se hubiera cerrado definitivamente después de los Papas anteriores”.

Así llegamos al segundo punto principal que el “cardenal” quiere plantear en la rueda de prensa de Dignitas Infinita: ¡Francisco debe ser obedecido!

Convenientemente, Tucho trajo consigo dos libros: el Código de Derecho Canónico y el documento del Vaticano II Lumen Gentium que habían sido marcados en las páginas pertinentes:

- “Miren, lo dice el derecho canónico” -exclamó mientras leía el canon 752 sobre la sumisión a las enseñanzas del Papa.

Luego, abrió Lumen Gentium, que dice lo mismo en el punto 25: “La sumisión religiosa de mente y voluntad debe manifestarse de un modo especial al magisterio auténtico del Romano Pontífice, incluso cuando no habla ex cathedra; es decir, debe manifestarse de tal modo que se reconozca con reverencia su magisterio supremo, se adhieran sinceramente a los juicios emitidos por él según su mente y voluntad manifiestas”.

Tucho recordó el juramento que hacen sacerdotes y obispos comprometiéndose a asentir a las “enseñanzas del papa”.

“Algunos obispos e incluso cardenales que tratan al Papa de hereje, que dicen que lo que ha dicho va contra la tradición de la Iglesia, parece que no han hecho este juramento, dijo Tucho.

El “cardenal” añadió que “incluso los protestantes prestan especial atención a lo que dice el papa”. ¿Cómo no le van a “prestar atención” si Bergoglio es uno más de ellos?

Tucho luego recordó una ocasión, allá por 2009, en la que el entonces “cardenal” Bergoglio le recordó su propia dignidad.

- “Me había encontrado de repente con todo el mundo en mi contra, como si estuviera entre lobos”, dijo sin ofrecer más detalles.

- “Fue un momento en el que uno tiene la tentación -dijo- de culparse a sí mismo y desaparecer del mundo”.

Y añadió: 

- “Bergoglio me dijo con firmeza y amabilidad: 'No, Tucho, levantá la cabeza y no dejes que te quiten la dignidad porque nadie te la puede quitar'”.

- “Esas pocas palabras siempre se me han quedado grabadas”, dijo el “cardenal”.

- ¿A qué se debió tal aliento de Bergoglio? -preguntó un periodista

En 2009, el entonces 
“cardenal” Bergoglio había propuesto a Tucho como rector de la Universidad Católica Argentina. Quienes se oponían a su nombramiento desenterraron un viejo artículo periodístico que había escrito sobre la bendición de las uniones homosexuales.

- “Era un pequeño artículo en un periódico local argentino”, minimizó Tucho. Fue escrito a instancias de su obispo de entonces, que quería explicar por qué no podían ofrecer bendiciones a “parejas” homosexuales. ¿Qué habrá contenido de inapropiado aquel “pequeño artículo” que bloqueó su puesto como Rector de la Universidad Católica Argentina? ¿Tal vez su visión poco ortodoxa sobre las uniones homosexuales que finalmente salieron a la luz en Fiducia Supplicans? ¡Queremos conocer ese “pequeño artículo”!

Al parecer, los “lobos” entre los que danzaba Tucho enviaron el texto al Vaticano, que escribió a Fernández diciéndole que a su texto “le faltaban todos los argumentos filosóficos que la Iglesia ha desarrollado a lo largo de los siglos para defender esta postura”.

Pasó cerca de un año y medio de idas y venidas con el Vaticano hasta que 
finalmente su nombramiento como Rector de la Universidad Católica Argentina, se concretó el 20 de mayo de 2011.

Tucho se victimizó diciendo que “algunos sacerdotes argentinos ni siquiera se dignaron a saludarle y estrecharle la mano”.

Luego, volviendo al documento sobre la dignidad, Tucho abrió un libro que tenía junto a él y se dirigió directamente a los periodistas de la sala.

- “Me gustaría que el mensaje sobre la dignidad infinita fuera para cada uno de ustedes”, dijo.

- “Por esta dignidad, tenemos derecho a ser felices o a intentar serlo”.

Leyó en voz alta un pasaje del Libro del Eclesiástico:

- “Nadie es peor que quien se tortura a sí mismo. Hijo mío, trátate bien y disfruta de la vida lo mejor que puedas. No te prives de un buen día ni dejes escapar un deseo legítimo”. Seguramente los miles de Santos que se disciplinaban para dominar las pasiones no leyeron ese texto de Eclesiástico; quizás Tucho hubiera encaminado mejor su vida si hubiera seguido el ejemplo de cargar su cruz y el cumplimiento de los votos de castidad, que coronaron con la gloria del cielo, a tantas vidas ejemplares en la historia de la Iglesia.


Con información de 
Catholic Herald



LA FABRICA DE SANTOS DE LAS SECTA VATICANO II NO SE DETIENE

La secta del Vaticano II sigue “fabricando” nuevos “santos” y enterrando en el olvido los verdaderos santos y mártires que entregaron su vida por la Fe Católica.


Ahora, Jorge Bergoglio, alias “papa” Francisco ha dado su aprobación para una nueva “beatificación”, esta vez la de Elena Guerra, quien fundó la Orden Religiosa conocida como las Oblatas del Espíritu Santo.

El sólo hecho de que el falso “papa” Juan XXIII en 1953 haya publicado un decreto sobre “el carácter heroico de sus virtudes”, confiriéndole el título de “Venerable” y que el 26 de abril de 1959, él mismo la haya declarado “Beata” definiéndola como “La apóstol del Espíritu Santo de la época moderna” (¿o la primera apóstol del modernismo quiso decir en realidad?), ya siembra dudas.

Según la información con el “imprimatur” de la secta del Vaticano II: “Elena Guerra murió rechazada, calumniada e incomprendida el 11 de abril de 1914...”

Pero echemos un vistazo a lo que ocurrió:  En 1905, hubo diversas acusaciones formuladas por tres Hermanas jóvenes contra la Madre Fundadora, que hasta entonces era Superiora sin mandato. Las acusaciones que se le hacían eran las siguientes: dilapidar el patrimonio del instituto con gastos superfluos, contraer deudas sin control, descuidar el gobierno de la congregación para componer sus devocionarios, descuidar también a las hermanas enfermas y, por último, tener lagunas de memoria debidas a la edad, aunque, en realidad, sor Elena no era muy vieja, pues sólo tenía 70 años recién cumplidos.

Pero esas acusaciones, fueron desmentidas posteriormente por los “testimonios” dados años más tarde por las Hermanas para la introducción de la causa de beatificación.

En resumen, el 20 de septiembre de 1906, el Vicario General, Monseñor Domenico Fanucchi pronunció lo siguiente ante las Hermanas reunidas: que Sor Elena Guerra “ha renunciado” a su oficio de Superiora, y que “vuelve a renunciar por propia voluntad”, inducida por “el peso de los años”. Después de esto Sor Elena tuvo que confirmar su renuncia, pedir perdón por las faltas cometidas en los 25 años de su gobierno, y recibir una penitencia del Vicario. En el acto de la llamada “renuncia” conservó los títulos de “Madre Fundadora” y “Superiora Honoraria”.

Esta medida fue acompañada de imposiciones muy drásticas: prohibición de publicar nuevos libros, de recibir monjas en su habitación, control de toda su correspondencia y, en el locutorio, la presencia obligatoria de una monja “oyente”.

¿Estas medidas tan extremas que tomó la Iglesia Católica -que por aquellos años era la verdadera Iglesia Católica- fueron porque era sospechosa de modernismo? Es decir, ¿Elena Guerra era en realidad una voz “anticipatoria” del conciliábulo Vaticano II?, ¿o quizás esas medidas fueron consecuencia de la cercanía de sus ideas con las del pentecostalismo protestante, que empezaba a desarrollarse en los Estados Unidos en aquellos años?

Es bastante fácil entonces, concluir porqué en aquellos años fue “rechazada, calumniada e incomprendida”,  y por qué hoy está a un paso de ser “canonizada”.


MISAS SIN ALZAR

Lo comentaban aquellas buenas mujeres: nos gusta más la “misa” de Marisol, solo que la dice sin alzar…

Por el padre Jorge González Guadalix


Como pueden imaginar, Marisol se encargaba de la liturgia de su parroquia cuando el párroco estaba ausente, cosa que sucedía con relativa frecuencia. Y esta “buena mujer”, como ahora se dice, se fue empoderando al punto de que sus celebraciones eran casi “misas”, pero… lo único, que las decía sin alzar. Es más, fue tomándose tantas confianzas que si en verdad propiamente no podía ofrecer la “misa” y aceptar estipendios, en la práctica, aplicaba el rezo por tal o tal intención y no rechazaba un donativo.

Con el grave problema de la falta de sacerdotes y el deseo de suplir como sea su carencia, hoy se multiplican las “misas” sin alzar y las soluciones que sean para tapar un hueco. Leía el otro día que el obispo de Rímini acaba de poner una parroquia en manos de un diácono permanente que se ha instalado en la casa parroquial con su señora y sus niños. Mal negocio el de la confusión.

En pocos años tendremos sacerdotisas y obispas por el viejo método de que total Marisol, la hermana Gundisalva y Lucía, la de Villamontaña del Páramo, llevan años atendiendo la parroquia, dirigiendo el rezo, distribuyendo la comunión y aplicando sus oraciones por el alma del último difunto. Confusión y relativización de la figura del sacerdote, reducido, en el mejor de los casos, a funcionario reponedor de reserva eucarística.

El ejemplo del diácono de Rímini es un paso más hacia la protestantización de nuestras parroquias católicas. Total, ¿qué más da un pastor que el diácono casado, con su mujer y sus niños?

La escasez de sacerdotes necesita otras soluciones. La primera, difícil pero imprescindible, es estudiar qué ha pasado para que en pocos años se haya llegado a esta situación de tan grave carestía vocacional. Preguntarnos por qué diócesis enteras, zonas enteras, se han quedado sin vocaciones y sacerdotes en apenas unos años. Algo falla. Preguntarnos por qué en algunas partes del mundo, por ejemplo Nigeria, abundan las vocaciones.

Y luego buscar soluciones que para nada empañen, desdibujen o vayan ninguneando la figura y el ministerio del presbítero. Al revés, que sigan marcando la identidad, la triple función de enseñar celebrar y regir del sacerdote, la importancia fundamental del sacerdote. No olviden que una Iglesia sin sacerdotes no puede subsistir.

Si no somos conscientes de lo que pasa, en pocos años, muy pocos, nos acostumbraremos a la “misa” de las monjas, que es casi lo mismo que la de D. Jesús, solo que sin alzar, qué más da, y a las parroquias regidas por el diácono o laico Fulanítez, instalado en la casa parroquial con la familia, que tampoco es tan distinto a cuando estaba D. Jeremías. Nos acostumbraremos a una Iglesia sin sacerdotes. Y, en consecuencia, sin sacramentos, especialmente penitencia y eucaristía. ¿Se imaginan? Pues ese es el peligro. Que nos acostumbren, que nos acostumbremos, a una Iglesia sin sacerdotes. Y si no hay sacerdotes…


16 DE ABRIL: SANTO TORIBIO DE LIÉBANA - SANTA ENGRACIA Y SUS 18 COMPAÑEROS MÁRTIRES


16 de Abril: Santo Toribio del Liébana

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El bienaventurado y celosísimo santo Toribio de Liébana, Obispo de Astorga, fue natural de la provincia de Galicia, y a lo que se puede entender, era hijo de una de las familias principales de la ciudad de Astorga.

Habiendo aprendido y aprovechado mucho en las letras humanas, distribuyó su patrimonio a los pobres y navegó a Jerusalén, donde el Obispo de aquella iglesia hizo tal estimación de su santidad, que le confió el riquísimo tesoro de las cosas sagradas y reliquias de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo, de las cuales trajo después muchas a España.

Volviendo de los Santos Lugares a su patria, curó milagrosamente a una hija del rey de los Suevos, y a otros muchos enfermos y con las merecidas limosnas que le dieron, edificó un templo al Salvador, y puso en él las reliquias que había traído.

Murió en esta sazón el Obispo de Astorga, y todos pusieron los ojos en Santo Toribio, el cual aunque mucho se resistió, hubo de rendirse a la voluntad divina.

Entonces, un ambicioso diácono de Astorga le acusó de un crimen de adulterio, ya que él pretendía aquella cátedra, y el santo Obispo, inspirado de Dios se justificó plenamente.

Porque habiendo ido a su Catedral, un día de gran concurrencia de fieles, dijo al pueblo de la necesidad que tenía de volver por su honra y con muchas lágrimas pidió al Señor que deshiciese aquella calumnia.

Luego mandó traer al altar un brasero, y tomando en sus sagradas manos las ascuas encendidas las envolvió en el sobrepelliz que traía puesto, y entonando el salmo de David, que comienza: “Levántese Dios, y sean disipados sus enemigos”, rodeó toda la iglesia llevando las ascuas en el roquete; y todo el pueblo vio con sus ojos como ni en el roquete ni las manos del santo apareció ninguna lesión de fuego, pues no quedó de él ni la más leve señal.

Asombráronse todos de semejante maravilla, y el calumniador confesó a voces su pecado, y cayó muerto en la iglesia.

Pero la obra más excelente que hizo Santo Toribio, fue el acabar con la herejía de los priscilianos en España para lo cual se armó de una carta en que refutaba victoriosamente aquellos errores, y la envió a algunos Obispos españoles.

Y con las Letras Apostólicas del Papa, que era San León el Magno, y la autoridad de un Concilio nacional que se juntó en Toledo, y otro provincial que se celebró en Galicia, cortó la cabeza de aquella herejía que inficcionaba muchos pueblos de España.

Finalmente, después de haber cumplido Santo Toribio las obligaciones de un buen pastor y defendido su rebaño de los lobos infernales, descansó en paz; y en el siglo VIII, por causa de la invasión de los moros fueron trasladadas sus reliquias, y las que trajo de Jesucristo, al monasterio de San Martín de Liébana que se llamó después Santo Toribio de Liébana.

(Imágenes de Monasterio Santo Toribio de Liébana aquí).




16 de abril: Santa Engracia y sus 18 compañeros mártires


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La gloriosa virgen y fuertísima mártir de Cristo Santa Engracia era hija de un gran caballero y señor muy principal de Portugal, y habiendo concertado de casarla con un duque de Rosellón, o capitán de aquella frontera de Francia, la enviaba para celebrar las bodas muy bien acompañada de dieciocho caballeros, parientes y familiares suyos, cuyos nombres eran Lupercio, Optato, Suceso, Marcial, Urbano, Julio, Quintiliano, Publio, Frontón, Félix, Ceciliano, Evencio, Primitivo, Apodemio, Maturio, Casiano, Fausto y Jenaro: y estos cuatro últimos tenían por sobrenombre Saturninos.

Hallábase esta ilustre comitiva en Zaragoza cuando Daciano como tigre fiero y cruel se relamía en la sangre de los cristianos de aquella ciudad principalísima y les afligía con los más horribles tormentos.

Entonces armada de Dios, la virgen Santa Engracia, se presentó con sus dieciocho compañeros cristianos ante el tribunal del inicuo juez y le reprendió severamente por haberse despojado de la razón de hombre y haberse vestido de la crueldad de una fiera, vertiendo tanta sangre de hombres inocentes, que no tenían otra culpa sino adorar al único Dios verdadero.

Daciano quedó pasmado, y pensativo sobre lo que había de hacer con aquella nobilísima y hermosísima doncella que así le hablaba; pero por fin, pudo en él más su cruel naturaleza que la humanidad, ni otro algún buen respeto y mandó detener y azotar rigurosamente a la santa virgen y aquellos dieciocho caballeros; y para escarmiento de los demás cristianos de Zaragoza, hizo arrastrar a Engracia atada a la cola de un caballo por toda la ciudad.

Despedazáronle después sus virginales carnes con uñas de hierro, dislocáronle los miembros, cortáronle el pecho izquierdo, y cuando todo su santo cuerpo estuvo hecho una llaga, la cubrieron con una larga vestidura, y la dejaron así para que con los dolores de sus heridas se prolongase su martirio y se dilatase la muerte.

Y como ella perseverase en la confesión a Jesucristo, Daciano, irritado por aquella invencible constancia, mandó que le hincasen un clavo en la frente.

Todavía se muestra en la cabeza de la Santa el agujero de aquel clavo, en cuyo tormento la fidelísima esposa del señor acabó de recibir la corona del martirio.

Finalmente, a los dieciocho caballeros, mandó el procónsul a degollar fuera de la ciudad, y en el mismo día recibieron con Santa Engracia la palma de gloriosos Mártires de Jesucristo.

Se conservan con gran veneración las preciosas reliquias de la Santa en la cripta del templo de su nombre, magníficamente restaurado en nuestros días en la capital de Aragón.

En un depósito del mismo sepulcro están las reliquias de san Lupercio, y en otro sepulcro de mármol, las de los otros Santos compañeros cuyos huesos son de color rosa y despiden fragante aroma.

(Historia e imágenes del monasterio de Santa Engracia aquí)


lunes, 15 de abril de 2024

LAS TRES ESTACIONES

Soberbia y adoración de la propia persona es una muestra del corazón de Lucifer. El orgullo diabólico es la señal de los tiempos modernos sin Dios.

VI

LAS TRES ESTACIONES

Cuaresma. Estamos en la entrada de un tiempo santo y serio. Llegó la Cuaresma con sus gracias y bendiciones. Millares de hombres, el gigantesca procesión, han desfilado en el decurso de los siglos, ante la cruz del Salvador. Muchos de ellos miraron a lo alto del Gólgota con fe, lleno de arrepentimiento el corazón, y al fijar los ojos en el Crucificado, sanaron de la terrible mordedura de la serpiente infernal. Muchos otros, sin embargo, perseveran en la incredulidad y en el pecado, sin amar al Amor crucificado, y por eso se perderán por toda la eternidad. 

¿Y nosotros, hermanos en Cristo, como nos portamos con el divino Salvador? Todos, desde que nacemos, nos hallamos llagados del alma, el veneno del pecado original corre por nuestras venas, dilúyese en nuestra sangre, debilita nuestro corazón y lo inclina hacia el pecado. ¡Cuán terrible fue el efecto de ese veneno en los días de carnaval! ¡Cuántas víctimas ha causado moralmente! ¡Cuán necesario es ahora el tiempo de Cuaresma! ¡Bienvenido, pues, mil veces bienvenido, oh tiempo de gracia y de perdón! ¡Tú arrancarás al pueblo de los brazos del placer y del pecado, para conducirlo a los pies de la Cruz, ante el moribundo Salvador! ¡Tú repararás los crímenes de los pasados días! 

A fin de que nos sea provechoso este tiempo de Cuaresma, hablaremos del pecado y de su reparación. 

Escenario y circunstancias. Cerca de Jerusalén hay un terreno estéril, llamado desierto de Judea. Por un lado se levantan las montañas de Moab, por el opuesto se extienden las bituminosas aguas del Mar Muerto. En medio, entre las montañas y el mar, se extiende una llanura desierta e inhospitalaria, sembrada de rocas y de restos de cráteres extintos. Allá condujo el Espíritu Santo a nuestro salvador. “Jesús fue conducido del espíritu al desierto” (Mat. 4: 1). Este es el primer paso que el Mesías da en su vida pública. Cuarenta días y cuarenta noches pasa Jesús en esta soledad, en oración, vigilia y ayuno. ¿Para qué? El evangelio nos da la principal razón: “Para que fuese tentado por el diablo” (Ibid.). Allá el Salvador del mundo debía entrar en combate con el príncipe de las tinieblas. Esta lucha fue un modelo para todos los tiempos. San Pablo nos dice en su epístola a los Hebreos: “Habiendo (Jesús) experimentado todas las tentaciones, a excepción del pecado, por razón de la semejanza” (4: 15). Lo que Jesús luchó y sufrió en su naturaleza humana se repite en cada uno de los por Él redimidos. Todos luchamos por el combate de la vida. Cristo es nuestro jefe y porta estandarte; nosotros somos sus soldados. De Él hemos de aprender a pelear y a vencer. “Bienaventurado el hombre que vence la tentación” (Sant. 1: 12).

Tres son los enemigos que nos asaltan: nuestra propia naturaleza corrompida, el mundo con sus perversos ejemplos, el demonio con sus auxiliares. 

1ª tentación: DE NUESTRA NATURALEZA HUMANA CORROMPIDA.

El primer hombre fue colocado por Dios en el paraíso; pero expulsado del jardín de las delicias por el pecado, andaba errante por el desierto del mundo, como oveja descarriada. En la plenitud de los tiempos, vino Jesucristo, el segundo Adán, y, como buen pastor, corrió en pos de la oveja perdida. 

¡Qué significativas son las palabras con que San Marcos describe la situación de Jesús en el desierto!: “Y moraba entre las fieras” (1: 13). Este único rasgo descubre a los ojos de la fe un vasto campo de importantes verdades. “Moraba entre las fieras”. En realidad, ¡qué cuadro tan horrible! ¡que compañía para el Hijo de Dios! ¡Qué diferentes los tiempos del paraíso, cuando los animales se aproximaban a Adán, para que les llamara por sus nombres! En el desierto se nos muestra Jesús como el segundo Adán, cuya misión era reparar el pecado de nuestros primeros padres. Habitaba entre las fieras. Aún hoy vale esta palabra para cada uno de nosotros. ¿No son acaso estas fieras las pasiones del hombre, que a veces se levantan terribles y amenazadoras? El primer enemigo del hombre es nuestra naturaleza corrompida, que lucha contra el bien y la virtud, desde que despunta el uso de la razón hasta el sueño de la muerte...

¿No lo hemos experimentado ya muchas veces? ¿No podemos repetir con San Pablo: “Echo de ver otra ley en mis miembros, la cual resiste a la ley de mi espíritu, y me sojuzga a la ley del pecado, que está en los miembros de mi cuerpo”? (Rom. 7: 23). Si, los mismos Santos tuvieron grandes y terribles tentaciones. El apóstol de las gentes describe sus luchas interiores que lo llevaron casi al borde del pecado mortal. Cuántas veces gimiendo exclamaba: “¿Quién me libertará de este cuerpo de muerte?” (Rom. 7: 24). Y cuando suplicaba a Dios que le librase del aguijón de la carne, escuchó esta respuesta: “Bástate mi gracia” (II Cor. 12: 9). ¿No es acaso consolador para nosotros encontrarnos con tales ejemplos? La tentación en sí nunca es pecado, por más fuerte que sea. Más sin lucha no es posible la vida del cristiano. “El reino de los cielos se alcanza a viva fuerza y los que la hacen son los que lo arrebatan” (Mat. 11: 12). Solo las almas heroicas entran en el cielo. Tal es la enseñanza que Cristo nos da en el desierto. Después de haber ayunado durante cuarenta días, para reparar los pecados de gula de los hombres, tuvo hambre. En ese momento se le aparece el tentador: “Si eres el hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en panes” (Mat. 4: 3). Intentaba que Jesús satisfaciera su necesidad natural con un milagro. El Hijo de Dios debería buscar su consuelo en un goce sensual. ¿Cómo reacciona Jesús? Combatiendo con la espada de la palabra: “No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Ibid. 4). He aquí la respuesta clásica que hemos de dar nosotros a todas las tentaciones de sensualidad. 

Si; hay cosas más altas y sublimes que la satisfacción de los sentidos. Nuestro corazón fue creado para Dios, para goces espirituales, para poseer al mismo Señor del universo. El pan de los fuertes es nuestro alimento; la gracia es el principio de nuestra vida. En verdad, el hombre no vive solo de pan; conoce un alimento espiritual, un manjar del alma. Vive de toda palabra que sale de la boca de Dios, y esta palabra es para él felicidad y bienaventuranza. 

2ª tentación: DEL MUNDO CON SUS MALOS EJEMPLOS. 

Por desgracia, no se limitan nuestros combates a estas tentaciones interiores, a estos movimientos rebeldes de las bajas pasiones dentro del corazón. El mal se reviste de toda forma sensible, y se nos presenta como enemigo poderoso, personificado en los malos ejemplos del mundo. “Seducir y dejarse seducir” -dijo ya Tácito- “llámase mundo”. Aquí sobre todo tiene aplicación la expresión: Exempla trahunt: Los ejemplos arrastran. Eso lo vemos en la segunda tentación de Jesucristo. El demonio lo lleva a la ciudad santa, lo coloca sobre el pináculo del templo, y le dice: “Si eres el Hijo de Dios, échate de aquí abajo; pues está escrito: Que te ha encomendado a sus ángeles, los cuales te tomarán en sus manos para que tu pie no tropiece contra alguna piedra” (Ibid. 6).

El vicio tiene una lógica especial, una sabiduría exquisita. Aquí tenemos una muestra: Si eres el hijo de Dios lánzate de aquí abajo; nada sufrirás. ¡Qué exigencia tan atrevida! ¡Como si la divinidad hubiera de exhibirse en la futilidad de un ejercicio de acróbata! 

Así discurre el mundo, desde los tiempos del paraíso hasta nuestros días. Como hombre eres autónomo, eres el rey de la tierra, no dejes pasar ningún goce, ninguna diversión, tienes derecho a gozar de la vida. Tal es el Evangelio del mundo moderno. El “seductor” inspira al débil corazón humano estas ideas. Y ved como el pecado triunfa por todas partes, y cómo se ostenta en las artes, en la literatura, en el teatro, en el taller. El Salvador nos enseña cómo debemos combatir contra este enemigo. Él lo venció con las mismas armas: “También está escrito: No tentarás al Señor tu Dios” (Ibid. 7).

De la misma manera hemos de tratar a los seductores y destruir sus falacias. Cuando nos digan: Tú eres rey, tu reino es el placer, aprovecha, por lo tanto, tu vida, sumérgete en el goce... hemos de responder: Por lo mismo que soy rey, no quiero ser esclavo del placer, he de servirme en las alturas, he de dejar la tierra bajo mis pies. Por suerte no estoy solo. Hombres de talento, mujeres de mérito, Héroes de carácter han mostrado que el mundo no es digno de ellos, que están muy por encima del modo de pensar de las grandes y vulgares masas. Son los héroes del cristianismo; son los santos de Dios. “Por eso -dice Jesucristo- el mundo os odia, porque no tenéis el espíritu del mundo” (Juan 15: 19), “pero alegraos, porque vuestras recompensas será grande en el cielo” (Mat. 5: 12).

3ª tentación: DEL DEMONIO Y SUS SATÉLITES. 

Derrotado por dos veces el tentador, volvió atrevido a lanzar un último ataque. Apeló una vez más a la flaqueza del hombre. 

“Todavía le subió el diablo a un monte muy encumbrado, y mostróle todos los reinos del mundo y la gloria de ellos. Y le dijo: todas estas cosas te daré si, postrándote delante de mí, me adorares” (Mat. 8: 9). ¡Qué blasfemia! ¡Qué orgullo diabólico! Con majestad y energía lo rechaza el Señor: Vade Satana! “Apártate de ahí, Satanás, porque está escrito: Adorarás al Señor Dios tuyo, y a Él solo servirás” (Ibid. 10). Sí, soberbia y adoración de la propia persona es una muestra del corazón de Lucifer. El orgullo diabólico es la señal de los tiempos modernos sin Dios. "Seréis como dioses" (Gen. 3: 5). Estas palabras de la serpiente infernal se han convertido en señal de nuestros tiempos. Y sin embargo ¡cuán pobre está el mundo de valores morales, cuán destruido de verdaderas grandezas! El orgullo ciega a los humanos. Los sistemas modernos se multiplican y se destruyen mutuamente, porque se ha eliminado de la vida al Dios verdadero e inmortal. Dios entrega a los espíritus orgullosos a la maldición del ridículo. ¡Cuántos, que tienen por imposible el misterio de la Santísima Trinidad, se inclinan ante el número trece! ¡Cuántos que no creen en las verdades bíblicas, se tragan a pie juntillas las necedades del espiritismo! Nos lo explicamos: Existe el demonio y la tentación diabólica en la vida del hombre. San Pablo nos lo asegura con palabras terminantes: “Porque no es nuestra pelea solamente contra hombres de carne y de sangre, sino contra los príncipes y potestades, contra los adalides de estas tinieblas del mundo, contra los espíritus malignos esparcidos en los aires” (Efes. 6: 12).

“Combate es la vida del hombre sobre la tierra” (Job 7: 1). Lo que son para los soldados las maniobras y la guerra, eso mismo son para nosotros las tentaciones. El carácter del hombre se fortifica y se robustece en medio de la tentación. Pongamos los ojos en Cristo, nuestro jefe y nuestro guía. Aprendamos de Él a combatir contra el triple enemigo: concupiscencia de los ojos, concupiscencia de la carne y soberbia de la vida. Cristo nos conducirá a la victoria. Y así como, después de las tentaciones en el desierto, los ángeles se acercaron y le sirvieron, así también el ángel de la buena conciencia nos dará el saludo de paz: “Bienaventurado el hombre que sufre con paciencia la tentación; porque después que fuere así probado, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman” (Sant. 1: 12)

Continúa...

Tomado del libro “Salió el sembrador” del padre Juan B. Lehmann de la Congregación del Verbo Divino, edición 1944.


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CRISTO NO TRAJO LA PAZ, SINO LA ESPADA (VI)

“¡Eres demasiado controvertido!” “¿Por qué no eres un poco más convencional?” “¡Estás generando demasiado odio!”


Estas son las exclamaciones liberales y progresistas con respecto a nuestras posturas en materia de religión, historia, asuntos internacionales, medio ambiente, etc.

Simplemente estamos tratando de expresar el pensamiento católico sobre estos temas. Si esa forma de pensar es “controvertida”, que así sea. Es difícil para un verdadero católico no ser polémico, ya que está siguiendo los pasos de su Divino Maestro, que no vino a traer la paz, sino la espada. Las siguientes palabras del famoso comentarista del Evangelio, padre Louis Claude Fillion, no podrían ser más oportunas para responder a tales objeciones:


Nuestro Señor Jesucristo afirma en el Evangelio de San Mateo:

“No penséis que vengo a traer paz a la tierra: no vine a traer paz, sino espada. Porque vengo a poner en desacuerdo al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra; y los enemigos del hombre serán los de su propia casa. El que ama a padre o madre más que a Mí, no es digno de Mí; y el que ama a hijo o hija más que a Mí, no es digno de Mí. Y el que no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí” (10: 34-38).

La espada, esta arma terrible que simboliza la guerra extrema, es colocada por el Mesías en la familia, en el mundo entero. ¿Hay algo que pueda parecer más extraño e inesperado que esto? ¿No se suponía que Aquel previsto por los Profetas se presentaría como un Príncipe de Paz llevando una rama de olivo, prenda de felicidad y seguridad? ¿No fue Él Aquel por cuyo nacimiento los ángeles cantaron “la paz sea en la tierra” (Lucas 2: 14)?

Si Jesucristo afirma, sin embargo, que vino a traer guerra y no paz, no es porque su venida fuera causa directa de luchas y disensiones para el mundo, sino que las luchas y disensiones serían la consecuencia natural del establecimiento de Su reino. Cristo mismo no puede ofrecer el beso de la paz hasta que las pasiones y los vicios hayan sido cortados a espada.

Además, como dijo, cuando su Evangelio entra en una familia, necesariamente provoca separaciones violentas, que pueden llegar incluso al odio por parte de los miembros incrédulos, como si se cortaran los lazos de sangre.

Nadie mejor que Jesús sabe cómo defender y sostener estos vínculos sagrados. Sin embargo, la salvación que Él trae, la fe en Él y el amor por Él deben prevalecer sobre todo lo demás. Cualquiera que pensara y actuara de manera diferente sería indigno de Él. Tres veces dice: Non est Me dignum [es indigno de Mí]. ¡Qué palabras tan fuertes! ¡Qué concepto tan elevado de Su propia naturaleza y Su misión divina tenía Aquel que los usaba con tanto vigor y garbo! Por cierto, es en esta ocasión cuando Jesús se presenta como centro universal de los corazones y de las mentes: todo en Él, todo para Él.

P. Luis Claude Fillion

(LC Fillion, Vie de Notre Seigneur Jèsus Christ  Exposé historique, critique and apologètique, París: Letouzey y Ané, 1925, vol. 2, p. 413)





OBJECIONES CONTRA LA RELIGION (43)

“Eso de confesarse es muy fastidioso”.

Por Monseñor de Segur (1820-1881)

Ni yo tampoco te digo que sea ninguna corrida de toros. Pero no siempre lo que es bueno, es útil y divertido. ¿Te divierte tomar quina cuando tienes fiebre? No; pero la tomas para ponerte bueno. ¿Te divierte estar trabajando todo el día de Dios para ganar un pedazo de pan, o para hacer algún ahorrito por si hace falta el día de mañana? Tampoco, y, sin embargo, cuando llega la hora, arrimas el hombro y sudas la gota gorda.

Pues, hijito, eso sucede con la confesión. Efectivamente, no es una cosa divertida, pero es un remedio necesario, y hay que tomarlo: es medicina para curar tu alma enferma, es tarea para ganar el cielo, es tesoro de perdón para que la muerte no te coja desprevenido.

¡Que es fastidioso el confesarse! ¡Cómo se conoce que vives en un tiempo en que no se habla más que de gozar, y en que pocos piensan en cumplir sus obligaciones! Ten valor, hijo mío; pórtate como un hombre que eres, y, por compasión de ti mismo, piensa un poco más en el Dios justiciero.