domingo, 29 de marzo de 2009

“APORTES ESPIRITUALES”


En general corremos el riesgo de no captar que la mayor fuente de espiritualidad de la Iglesia la tenemos en la liturgia que celebramos habitualmente. Agotamos el tema litúrgico en los guiones para la Misa, los cantos y los signos de la ofrenda.
Carta cuaresmal del Obispo de Posadas – domingo 29.03.09 (última parte).

Por Mons. Juan Rubén Martínez

En el quinto domingo de cuaresma continuamos reflexionando la última parte de la carta cuaresmal sobre “Aportes para una espiritualidad Pascual”. Antes de continuar con el texto quiero pedir a todo el pueblo de Dios de nuestra Diócesis que estemos especialmente en comunión de oración. Como ustedes saben en estos días estaré concluyendo la “Visita ad límina”, que cada cinco años todos los obispos realizamos al Santo Padre y a los diversos dicasterios u organismos de la Iglesia en Roma. El encuentro personal y a solas con el Papa Benedicto XVI, sucesor del Apóstol San Pedro, será el momento culminante de dicha visita. Es ahí donde podré comentar al Papa sobre nuestra Diócesis y las inquietudes que le quiera transmitir, así como escuchar sus consejos. Durante esos días también recorreremos distintas Congregaciones romanas presentando el caminar de la evangelización en la Argentina, y en donde escucharemos desde dichas Congregaciones o “Comisiones pastorales” la problemática de la Iglesia en la acción evangelizadora en el mundo. También tendremos la gracia de celebrar la eucaristía en las cuatro Basílicas de Roma, especialmente en “San Pablo extramuros”, donde en este año paulino pediré al Apóstol especialmente por “el ánimo” evangelizador en nuestra Diócesis. Desde ya estos días son de una gran intensidad espiritual y de comunión. El 3 de abril concluirá “la visita ad límina”, y regresaré inmediatamente a la Diócesis para celebrar con todos ustedes la Semana Santa.

Al terminar este tiempo cuaresmal espero que esta carta pastoral signifique una ayuda para que todos podamos profundizar en nuestra espiritualidad y discipulado de Cristo, el Señor, así como nuestra misión como bautizados.

En la carta pastoral se señala que no es bueno confiar demasiado en las conversiones rápidas, porque tienden a ser pasajeras, y nos dejan con las manos vacías. En esta parte de la carta se señalan algunos consejos pastorales que pueden ser importantes que los tengamos en cuenta: “Sin agotar los numerosos caminos posibles que el Espíritu Santo promueve en la vida espiritual para transitar el camino del discipulado y misión, hay algunos como “la liturgia” que deberemos revisar y potenciar en nuestras comunidades porque es habitual que no la dimensionemos suficientemente.

En general corremos el riesgo de no captar que la mayor fuente de espiritualidad de la Iglesia la tenemos en la liturgia que celebramos habitualmente. Agotamos el tema litúrgico en los guiones para la Misa, los cantos y los signos de la ofrenda.

En realidad deberemos procurar que en cada comunidad haya un equipo o comisión de liturgia que vaya transitando un camino de discipulado y misión, para que la riqueza de los tiempos litúrgicos, textos bíblicos, la oraciones, gestos... vayan acompañando la vida de nuestras comunidades... la fe, la esperanza y la caridad... las acciones pastorales... y la vida concreta de cada familia y persona que celebran, se alimentan y ofrecen sus vidas. Sobre todo desde la Misa, la eucaristía, vamos asumiendo el misterio Pascual, eucaristizando nuestra vida, nuestras opiniones, criterios y así nos hacemos discípulos y misioneros.

También quiero subrayar los esfuerzos post-sinodales que vamos realizando desde el Instituto Diocesano de Teología y Pastoral para que vayamos articulando, en la “diversidad y comunión”, todas las alternativas formativas que se ofrecen en la Diócesis, en parroquias, institutos educativos, movimientos y asociaciones. Esta articulación ligada a una mayor pastoral orgánica fue una de las propuestas más pedidas en las orientaciones Sinodales.

Al finalizar esta reflexión cuaresmal quiero implorar que no dejemos pasar este tiempo cuaresmal de preparación para celebrar bien el maravilloso don de “la Pascua”, donde se nos ofrece “la vida nueva” de hijos e hijas de Dios. Podremos crecer y madurar nuestra espiritualidad asumiendo este tiempo cuaresmal, para tenerlo realmente a Dios como nuestro absoluto, acrecentando nuestra “oración, ayuno y limosna”.

Pidamos a María, nuestra Madre, quien vivió con intensidad el Misterio Pascual, que nos permita en esta cuaresma transitar el camino de la conversión a la “Vida”.

¡Un saludo cercano y hasta el próximo domingo!

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