martes, 27 de marzo de 2012

DELINCUENTES EN EL CIBERESPACIO


Dentro de las noticias que llenan los diversos medios de información aparecen, cada vez con mayor frecuencia, las acciones de delincuentes en el ciberespacio, sin que la sociedad llegue a entender que ellos son solo una de las resultantes de la evolución. 


Por el Tcnl. José Javier de la Cuesta Ávila (*)

Sabemos que la delincuencia es el fenómeno de cometer actos fuera de las formas de la sociedad ya que ellos implican faltar, tergiversar, vulnerar o desequilibrar relaciones entre los miembros de aquella que afectan a su vida, usos y costumbres. La ley claramente especifica los más diversos tipos de delitos, que están vinculados con hechos o elementos que integran las comunidades, los que varían con los tiempos, en relación casi directa con la evolución y progreso, por lo que no debe sorprendernos que aparezcan nuevos y diferentes cuando aquello se torna en realidad.

El delincuente es alguien que aprovecha las debilidades, fallas u olvidos, para utilizarlas como medio simple y claro, para cometer sus acciones. Por ello, cuanto más medidas de seguridad, protección o cuidados existan, menos serán las oportunidades para la delincuencia. Este accionar se concreta con la prevención y se afianza con la protección, que logran una mayor seguridad, lo que significa dar menores oportunidades para la delincuencia. En el mundo real existe una permanente lucha entre los delincuentes y la ley, en la cual ellos tienen la ventaja de su innovación, con lo que se adelantan a las posibilidades, y se aprovechan de los "vacíos" de protección. La "inteligencia" de la seguridad, determina nuevas posibilidades para la acción de los delincuentes y obra con sus resultados y avances, la creación de las medidas de prevención que se adelantan a la posibilidad de los delitos. Las sociedades de avanzada saben que este análisis es vital para su vida, lo que requiere no tan solo mentalidad, sino también experiencia y sobre todo, un permanente, constante y cierto conocimiento de la evolución de las situaciones. Cuando se nos habla de los "mapas de delitos" en realidad si nos está mostrando las bases de evolución de ellos, sus tendencias, lugares, oportunidades, etc., aspectos que son el fundamento para evitarlos.

El mundo virtual, apoyado en el Ciberespacio, es, de alguna manera, el reflejo digital de los escenarios analógicos con los que convivimos. Cada vez que un proceso, actividad, tarea, etc., se digitaliza, ingresa a este nuevo y diferente escenario, en el que adquiere vida propia y desarrollo evolutivo singular. Por ello no debe sorprendernos que las virtudes y los defectos de los seres humanos se trasladen con simpleza de un escenario a otro. En el mundo digital, como en el analógico, una misma herramienta o artefacto puede ser utilizada para hacer el bien o el mal, todo depende de quién lo opera y los fines que persigue.

En el escenario del Ciberespacio, se producen una serie de delitos, algunos similares, para no decir idénticos, a los del mundo real, pero otros tienen características propias, como son: accesos ilícitos, intercambios ilícitos, interferencia de datos, abusos de dispositivos, falsificación de información, fraude informático, pornografía infantil, violación de la propiedad intelectual y derechos afines, etc., los que constituyen un demérito en valores, alcances o posibilidades de unos en relación a otros. Este tema no debe ser confundido con la "lucha" cibernética, que se realiza entre operadores dentro del sistema que, conforme a la gradación de estos, puede ser desde una guerra hasta una simple competencia.

La falta de experiencia digital de las autoridades está llevando a una confusión entre las acciones digitales y analógicas, con lo cual, en lugar de aportar soluciones, se están creando nuevas causas de diferendos. No se puede descartar la posibilidad de la guerra cibernética, que actúa sobre los sistemas digitalizados, para crear caos y llevarlos al colapso, pero ello debe ser ubicado correctamente como un accionar de países organizados entre si, como ya lo están haciendo varias y diferentes naciones. Es una realidad concreta la acción de los hackers, algunas veces con fines de su propio esparcimiento, pero otros cubriendo actos clásicos de la delincuencia común. No debe confundirse las actuales actividades de plataformas que, actuando bajo las premisas cibernéticas de su amplitud, libertad e innovación, chocan con actividades con bases analógicas que son obsoletas por una oferta diferente. Este último tema está llevando a acciones judiciales y policiales, bajo la premisa de la defensa de los derechos de autor o la propiedad intelectual que, seguramente, serán episodios que quedaran como ejemplos de ignorancia para su evaluación en el futuro.

Los delitos cibernéticos son tan reales como los clásicos comunes; seguramente están utilizando artefactos o medios diferentes, pero su objetivo sigue siendo el mismo a lo largo de los tiempos. La prevención de los mismos se basa en la seguridad propia de cada sistema o instalación que tiene que saber que en la medida que no está protegida será vulnerable. Tenemos todos que tener bien claro que la cultura está impulsada por la tecnología y que, dentro de ella, la cibernética materializada en la digitalización nos está conduciendo a escenarios diferentes y nuevos a los que accederemos impulsados por al progreso. Sin embargo, los mismos defectos, pecados o desvaríos del presente, algunos seguramente heredados del pasado, seguirán siendo parte de la naturaleza de los seres humanos, por lo que, lo inteligente es reconocerlo y lo racional prepararse para ellos.

(*) LMGSM 1 CMN 73



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